Ya hemos llegado a esa época del año en la que para muchas los bikinis, pantalones cortos y hasta camisetas se convierten en su peor enemigo. En estos casos los primeros recursos a los que solemos acudir son las dietas milagro, normalmente muy estrictas y casi siempre con resultados poco duraderos.
Ya sabéis que a nosotras nos gusta la practicidad y la funcionalidad, así que hoy os vamos a mostrar una forma de adelgazar fácilmente y para siempre, sin tener que caer en la trampa de estas dietas, y os aseguramos que lo vais a disfrutar ¡porque de eso se trata!
¿A alguna le suena la palabra “mindfulness”? Se trata de una práctica budista en la que se ocupan los cinco sentidos para todo aquello que se está haciendo, de este modo se consigue una atención plena y por lo tanto se pueden modificar conductas negativas para nosotras mismas.
Esta práctica pretende en primera instancia saber claramente si tenemos hambre de verdad o si es simple ansiedad lo que estamos sintiendo en ese momento, lo cual nos puede llevar a los famosos “atracones” o a una apetencia desmedida de azúcares y grasas. Si se está tratando de esto último, lo mejor que podemos hacer es respirar profundamente y reaccionar pensando de otra forma, es decir, en lugar de nombrar la conocida frase “Tengo hambre” debemos entender que realmente es nuestro cerebro quien nos está mandando esta señal que oculta solucionar parcialmente cualquier otro problema (estrés, nerviosismo…) en vez de nuestro estómago.
Si en realidad es hambre física lo que tenemos, debemos elegir en todo momento alimentos que nos nutran de verdad y seguir estos simples pasos:
- Observa con atención los productos que tienes en tu plato. Todos ellos aportan algo bueno para tu organismo. Además, antes de llegar ahí han tenido que pasar por varias personas, por todo esto te debes sentir agradecida y por tanto les aportarás el valor que merecen.
- Utiliza los cinco sentidos en cada bocado. Esta es la base del mindfulness, así que en cada bocado que demos debemos prestar atención en su aroma, sabor, textura, el ruido que hace al mascarlo… Es un modo de apreciar realmente lo que estamos comiendo y además es la mejor forma de disfrutarlo.
- Respira antes de cada bocado. Se trata de estar relajada mientras comes y esta es la mejor forma de hacerlo. Si centramos nuestra atención en la respiración notaremos como poco a poco nos vamos relajando, esto nos va a ayudar a percibir los detalles de la comida cada vez más.
Todo esto nos van a ayudar a comer más lentamente y por lo tanto nos sentiremos saciadas con la cantidad de alimento que realmente necesitamos, porque nuestro cerebro necesita 20 minutos después de comer para descubrir que ya está saciado.
Así es el mindfulness, una práctica que nos permite disfrutar de la comida que realmente nos alimenta y nos aporta nutrientes con la simple condición de que prestemos atención en lo que estamos comiendo. Recordad, se trata de cambiar la forma de comer.
Aquí os dejamos un video realizado por la revista Telva en el que la actriz española Irene Visedo, una experta ya en el mindfulness, explica su experiencia con esta práctica.
Esperemos que os guste.
¡A disfrutar!